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Perfiles con coraje científico: las primeras curas para el cáncer

Perfiles con coraje científico: las primeras curas para el cáncer
Mar 05, 2021

Se necesita algo más que ciencia

Durante este año pandémico, se puso a prueba y se afiló nuestro sentido de la urgencia en la comunidad de investigación biomédica. En la investigación de oncología, creo que este momento es una buena oportunidad para recolectar esa energía y utilizarla para encontrar la cura. Para este fin, creo que es de ayuda volver ver las lecciones del pasado que servirán de guía para el futuro.

Tener el coraje para pensar diferente

Era la década del 50 y el National Cancer Institute era el centro de investigación de cáncer en los Estados Unidos. En ese momento, la leucemia linfoblástica aguda era una enfermedad letal, temida y cambiante que afectaba a los niños (también a los adultos). El Dr. Emil Freireich (quien, desafortunadamente, ha fallecido recientemente) y el Dr. Emil Frei compartían no solo el nombre sino también la forma de pensar; ellos se pusieron como meta encontrar la cura para esta enfermedad pediátrica. Mediante el uso de nuevos medicamentos, algunos de los cuales provenían de gases venenosos, estos dos pioneros utilizaron un enfoque completamente diferente para golpear al cáncer desde distintos ángulos en forma simultánea y así evitar que el tumor se escape. Este enfoque generó controversias. La comunidad de oncología criticó y se burló de la exposición de niños enfermos a regímenes de quimioterapia tóxicos. En esta historia bien conocida, muchos en la comunidad médica levantaron la voz cuando, aun luego de haber presenciado la toxicidad de los dos o tres agentes combinados, los investigadores fueron por más y combinaron un cuarto agente para eliminar la enfermedad residual. Como resultado se salvaron miles de vidas.


Acute lymphoblastic leukaemia, illustration

Freireich y Frei tomaron esta dirección controversial porque se basaron en los principios científicos básicos de observación y prueba de la hipótesis. Era obvio que los tratamientos con un solo medicamento tenían efecto contra la leucemia, pero, en la mayoría de los casos, la recaída ocurría bastante pronto. Las células con leucemia se adaptaban rápidamente mediante mecanismos de resistencia que diseñaban para evadir a cada medicamento, pero Freireich y Frei tenían la hipótesis de que, si se administraban varios medicamentos a la vez, las células con leucemia no podrían escaparse. Las preocupaciones sobre la toxicidad no solo hicieron que muchos en la comunidad científica no tuvieran en cuenta el razonamiento de Freireich y Frei, sino que muchos de sus colegas los condenaron al ostracismo. Este tipo de leucemia tiene cura en la actualidad, con una tasa de supervivencia de 5 años que excede el 90 % en los niños, gracias a la convicción, la perseverancia y el coraje de estos científicos.

Dónde nos encontramos hoy

Como sucedió con Freireich y Frei, todavía enfrentamos algunas resistencias para consolidar potenciales regímenes de cura.

  • A veces, los oncólogos quieren «esperar» para aplicar las terapias más activas durante el curso de la enfermedad, aun cuando el uso de regímenes altamente activos arroja mejores resultados..
  • Los requisitos regulatorios para los criterios de valoración y para las combinaciones pueden limitar el camino hacia la cura. Cuando desarrollamos más regímenes activos para una enfermedad específica, los ensayos se vuelven más y más grandes en cada iteración. Para obtener regímenes de curación, necesitamos nuevos criterios de valoración que nos ayuden a completar los ensayos. Desafortunadamente, la vara es alta para validar los nuevos criterios de valoración. Es una barrera que demos superar.
  • Se necesita una nueva mentalidad en el ambiente económico de la salud a medida que desarrollamos la combinación de nuevos medicamentos.

Estas realidades institucionales pueden desafortunadamente entrar en conflicto con las organizaciones que buscan curar el cáncer cuando aumentan los avances que son necesarios. Mientras que estas circunstancias se dan como consecuencia de normas bien intencionadas, debemos reconocer que son barreras para la innovación y, en última instancia, para la cura. Freireich y Frei no se hubiesen detenido. Debemos aprender de las lecciones del pasado y presionar para probar las hipótesis que rompan con los paradigmas establecidos. Como escribió Siddhartha Mukherjee en The Emperor of All Maladies, «Una ciencia grande emerge de una gran contradicción». También me gustaría agregar, del coraje y de la convicción.

El autor de este texto es Peter F. Lebowitz, M.D. Ph.D., jefe del Área de Tratamiento Global, Oncología en Janssen Research & Development, LLC. Sigue a Peter en su página de LinkedIn.

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